El 12 de agosto de 1806 marca una fecha memorable en la historia argentina: la toma de la fragata inglesa Justine por el joven cadete de caballería, Martín Miguel de Güemes. Este extraordinario suceso tuvo lugar durante la Reconquista de Buenos Aires, en el marco de la Primera Invasión Inglesa, y se destaca como un hecho inédito en la historia militar, pues la caballería logró apoderarse de una fragata.
Martín Miguel de Güemes, nacido en Salta, se encontraba en Buenos Aires en 1805, acompañando a un grupo de músicos salteños que venían a perfeccionar sus estudios. Sin embargo, la invasión británica de 1806 lo sorprendió en la ciudad. Güemes se unió a un grupo de 50 voluntarios que intentaron detener el avance inglés, aunque la ciudad finalmente cayó en manos del invasor, quien se apoderó del tesoro de la Real Hacienda y reemplazó la bandera española por la británica.
Bajo las órdenes de Juan Martín de Pueyrredon, Güemes demostró su valentía y capacidad estratégica. Al caer la tarde del 12 de agosto, lideró un grupo de jinetes que, montados con el agua hasta el cuello de sus caballos, tomaron la fragata Justine, que había quedado varada en el Río de la Plata debido a la bajante de las aguas. Esta hazaña es única en la historia naval, ya que es poco común que un buque sea capturado por fuerzas de caballería.
Este evento fue el “bautismo de fuego” para Güemes, quien más tarde se convertiría en una figura clave en la Guerra de la Independencia Argentina. Su destacada actuación en la denominada Guerra Gaucha, donde lideró a sus gauchos en la defensa del norte argentino, rechazando sucesivas invasiones realistas, le ganó un lugar destacado en la historia.
El profesor Jorge Martín Flores destaca su rol crucial: “Güemes y sus gauchos infernales rechazaron sucesivamente ocho invasiones de las mejores fuerzas realistas, abriéndole el camino a San Martín para cruzar la cordillera y luchar por la independencia sudamericana”. Así, Güemes no solo es recordado como un guerrero excepcional, sino también como un héroe nacional, cuyo legado sigue inspirando a generaciones.
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