En un giro inesperado, las Fuerzas Armadas argentinas se encuentran en medio de una encrucijada al ser convocadas para enfrentar el creciente problema del narcotráfico en Rosario. La orden del Ministro de Defensa, Luis Petri, y el Jefe del Estado Mayor Conjunto, Xavier Isaac, de integrar el recién formado Comité de Crisis para abordar la violencia narco en la emblemática ciudad ha generado un marcado malestar entre los uniformados.
La inquietud en las filas militares es palpable, alimentada por la percepción de que se les está asignando una tarea que va más allá de su tradicional rol. La resistencia a involucrarse en operativos de seguridad interna es evidente, exacerbada por las condiciones laborales y salariales desfavorables que enfrentan.
A pesar de los intentos de las autoridades por minimizar el descontento, argumentando que las críticas provienen de sectores opuestos al gobierno, la realidad parece ser otra. Fuentes confiables revelan que varios altos mandos han expresado su firme rechazo a la idea de que los militares interactúen con civiles en Rosario.
La expectativa ante la conferencia de prensa programada para este lunes, donde se espera que se den detalles sobre los operativos del Comité de Crisis, aumenta la presión sobre las Fuerzas Armadas. Mientras tanto, persisten las fricciones internas debido a la falta de equiparación salarial con las fuerzas de seguridad y la reducción del presupuesto destinado al Fondo Nacional de la Defensa.
Es importante destacar que, si bien se asegura que la participación de los militares estará enmarcada dentro de la ley de Seguridad Interior, se está trabajando en la elaboración de un nuevo decreto que modificaría las regulaciones de la ley de Defensa para ampliar el alcance de la intervención de las Fuerzas Armadas en situaciones de este tipo. Esta medida, sin embargo, no es bien recibida por muchos dentro de las fuerzas, que consideran que no están preparados ni capacitados para llevar a cabo operativos de seguridad interna.
En resumen, el malestar en las Fuerzas Armadas ante la orden de involucrarse en la lucha contra el narcotráfico en Rosario es evidente y creciente. Las tensiones internas y la reticencia de los militares a asumir un papel que consideran fuera de su ámbito de competencia plantean desafíos significativos para el gobierno y ponen en relieve la complejidad de la situación en la ciudad de Rosario.
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