Gobernadores Provinciales: Una Desafortunada Desconexión con la Realidad Nacional


Por Gustavo Restivo

El proverbio "Todo pasa" parece resonar en la conciencia colectiva argentina, pero para los gobernadores provinciales, parece haber pasado desapercibido. En un momento crucial de la historia del país, donde se requiere un cambio profundo tanto en la economía como en el sistema político, estos líderes regionales han mostrado una alarmante falta de compromiso y visión.

Mientras el país lucha por salir de décadas de mala praxis política, ha sido necesario que alguien ajeno al ámbito político tome las riendas con decisión para impulsar el cambio necesario. Los gobernadores, por su parte, con el acompañamiento de algunos intendentes, diputados y senadores, parecen aferrarse obstinadamente a sus privilegios injustificados, ignorando las necesidades apremiantes del pueblo argentino. Aún resuena en una vergonzosa declaración a la prensa las palabras del Senador por Córdoba Carlos Caserío, donde impúdicamente manifestó que "La clase política no es la que hace el esfuerzo, ... Hablar del esfuerzo de la clase política es no entender el Estado, ..."

La justicia argentina tampoco escapa a la crítica, al mostrarse permeable ante las flagrantes defraudaciones que han afectado al pueblo. Su mirada desviada ha permitido que la corrupción y la impunidad prosperen, profundizando la desesperación de los más necesitados y debilitando aún más el tejido social.




El panorama nacional es desolador, niños sumidos en la indigencia, recursos humanos desperdiciados y un futuro hipotecado por la negligencia y la falta de visión de aquellos que deberían velar por el bienestar de todos los argentinos. Esta situación es inaceptable y exige un cambio urgente y a fondo.

A pesar de todo, aún queda una última oportunidad para enderezar el rumbo. Depende de nosotros, como sociedad, no permitir que ciertos sectores políticos y judiciales continúen dilapidando los escasos recursos que nos quedan. Es hora de estar unidos y exigir cuentas a aquellos que han traicionado la confianza del pueblo argentino y han puesto en peligro el futuro de nuestra nación. No es razonable dejar que todo lo logrado hasta ahora con tanto sacrificio, pese a la desesperanza, se desvanezca por la negligencia y la corrupción. Es hora de estar unidos y firmes en la determinación de lograr un cambio real y significativo.


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