El gran debate que no fue

Por Gustavo Restivo

Último Debate Presidencial: Una Noche de Desencanto para los Ciudadanos

Anoche, el escenario del último debate presidencial se convirtió en un reflejo de oportunidades perdidas y desilusiones acumuladas. Lo que se anticipaba como una última oportunidad para que los candidatos presentaran sus propuestas de manera clara y convincente, terminó siendo un espectáculo vacío, carente de contenido sustancial.

En lugar de enfocarse en explicar detalladamente cómo llevarían a cabo sus planes y solucionarían los problemas del país, los candidatos optaron por un intercambio de ataques y provocaciones. Este enfoque deja a los ciudadanos con más preguntas que respuestas, ya que se desaprovechó el valioso tiempo del debate sin ofrecer una visión clara sobre el futuro del país.

Es evidente que persiste la confusión sobre el propósito de estos debates. En lugar de ser un espacio para el intercambio constructivo de ideas, parecen haberse convertido en plataformas para confrontaciones superficiales. Los ciudadanos necesitan más que declaraciones generales; quieren entender la ejecución concreta de las propuestas presentadas.


En este contexto crítico para el país, donde los ciudadanos se sienten sumergidos en una crisis, los candidatos no lograron transmitir cómo piensan rescatarnos de este desastre. La falta de un enfoque claro en el debate refleja una desconexión con las necesidades reales de la población.


La sociedad, que anhelaba respuestas concretas y soluciones prácticas, se ve perjudicada por la oportunidad perdida. Los políticos, al descuidar la verdadera esencia de estos encuentros, no solo decepcionan como aspirantes a liderar el país, sino que también defraudan a los ciudadanos que buscan respuestas y dirección.



En última instancia, el debate de anoche no solo fue una oportunidad perdida para los candidatos, sino también una nueva decepción para una ciudadanía que esperaba claridad y liderazgo en un momento crucial para el país. La responsabilidad de elegir el rumbo adecuado ahora recae en los ciudadanos, quienes se ven obligados a decidir sin el beneficio de respuestas concretas provenientes de aquellos que buscan liderarlos.

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