Desafíos del siglo XXI, la seguridad alimentaria

Por Gustavo Restivo

 En
la actualidad, la seguridad alimentaria se ha convertido en uno de los mayores
desafíos geopolíticos del siglo XXI. La creciente demanda de alimentos, el
cambio climático y los conflictos armados son algunos de los factores que han
llevado a una inestabilidad en el suministro de alimentos en muchas partes del
mundo.



Según Naciones Unidas, las previsiones muestran que el mundo no está en vías de lograr el objetivo del hambre cero para 2030 y, pese a que se han realizado ciertos progresos, tampoco lleva camino de lograr las metas mundiales sobre nutrición. Es probable que la seguridad alimentaria y el estado nutricional de los grupos de población más vulnerables se deterioren aún más debido a las repercusiones socioeconómicas y sanitarias de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), según el informe.

En la última edición de "El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo", que se publicó a mediados de 2021, se estima que de 720 a 811 millones de personas pasaron hambre en 2020. Los altos costos y la escasa asequibilidad impiden también a miles de millones de personas lograr una alimentación saludable o nutritiva. La cantidad de personas que sufren hambre es mayor en Asia, pero está creciendo con más rapidez en África. Según las previsiones del informe, la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) podría provocar que, de cara a 2030, todavía existan 660 millones de personas que padezcan desnutrición.

Esta situación ha llevado a que la seguridad alimentaria se haya convertido en una prioridad para la comunidad internacional.

Uno de los principales desafíos que enfrenta la seguridad alimentaria es la creciente población mundial. Actualmente, se estima que la población mundial supera los 7.800 millones de personas y se espera que para el año 2050 este número aumente a más de 9.700 millones. Esta creciente población demandará cada vez más alimentos y la producción agrícola deberá aumentar significativamente para poder satisfacer esta demanda. Sin embargo, esto no será fácil de lograr debido a los efectos del cambio climático. Las sequías, inundaciones y otros eventos climáticos extremos están afectando la producción agrícola en muchas partes del mundo. Además, el cambio climático también ha llevado a la pérdida de biodiversidad y a la disminución de la calidad de los suelos, lo que ha afectado la calidad y cantidad de los cultivos.




Otro factor que ha impactado en la seguridad alimentaria es la inestabilidad política y los conflictos armados. En muchas partes del mundo, los conflictos armados han afectado la producción y distribución de alimentos. Además, las personas desplazadas por los conflictos armados enfrentan graves problemas de seguridad alimentaria debido a la falta de acceso a alimentos y recursos.

Para hacer frente a estos desafíos, la comunidad internacional ha adoptado políticas y estrategias para garantizar la seguridad alimentaria en todo el mundo. Entre estas políticas se incluyen la implementación de prácticas agrícolas sostenibles, la promoción del comercio justo, el fomento de la investigación y el desarrollo en el sector agrícola y la inversión en infraestructura para mejorar el acceso a los alimentos. Además, los países también han implementado políticas nacionales para garantizar la seguridad alimentaria. Estas políticas incluyen el fomento de la producción local de alimentos, el establecimiento de redes de distribución de alimentos y la promoción de la educación alimentaria y nutricional.



Bajo el lema “Más y mejores alimentos: ¿podremos lograrlo sin tecnologías?” y con la presencia del especialista Nicola Cenacchi, ASA, CASAFE y ArgenBio presentaron los resultados del estudio “Seguridad alimentaria en un mundo con una creciente escasez de recursos naturales: el rol de las tecnologías agrícolas”, publicado recientemente por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI). Ante los desafíos que plantean el cambio climático y la creciente escasez de recursos, el principal hallazgo del estudio fue haber identificado qué tecnologías se necesitarán en cada región para mejorar los rendimientos en los cultivos de trigo, maíz y arroz, para 2050, y bajo escenarios de cambio climático. Más allá de la productividad, el estudio consideró también el impacto de las tecnologías en la producción y el precio de los commodities, así como otras variables relacionadas con la seguridad alimentaria.

En la ponencia, Cenacchi sostuvo que el mundo, y en especial la agricultura, enfrenta serios desafíos para satisfacer las necesidades básicas de una población que crece y demanda más y mejores alimentos. Se calcula, por ejemplo, que para el 2050 será necesario duplicar la producción de cereales, pero sin usar más recursos que los que usamos actualmente. A estas dificultades se sumará el cambio climático, con nuevos escenarios a los que la agricultura deberá adaptarse.

En conclusión, la seguridad alimentaria es un desafío geopolítico que requiere de la cooperación internacional y la implementación de políticas y estrategias a nivel nacional. Garantizar la seguridad alimentaria es esencial para el bienestar de la población mundial y para el desarrollo sostenible de los países. Es necesario trabajar juntos para hacer frente a este desafío y garantizar el acceso a alimentos suficientes y nutritivos para todos.

Comentarios